Entras en mi ser cuando y como quieres,
juegas con las melodías alojadas en mi mente
laceras los recuerdos nocturnales donde tú no eres la protagonista.
Eres tú lo que han creado mis deseos, y debes dejar de serlo
tu ser, tu mente y tu corazón se tiñen de negro cada otoño
para alejarse de aquel quien te esté amando en ese momento.
Enigmática señora fuiste mía y de ese tiempo sólo queda lo que en mi atestada cabeza está.
A ti te permití ser paz en mi desasosiego e irreverencia en el costado derecho de mi cama
a ti te entregue los primeros versos de un adolescente que jugaba a escribir.
Por eso, ahora a mi me regalo placer de enviarte al centro de las tinieblas
con la certeza de estar haciendo lo correcto pues ahí estarás con tus seres cercanos y queridos.
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